Guido Ignatti (1981,  Buenos Aires) trabaja sobre ideas de obliteración y bloqueo, centrando su práctica artística en torno a la restricción y la suspensión. Los bloqueos le permiten señalar los límites, aquello que permanece oculto a la vista y al lenguaje. Por ejemplo, al exhibir un cuerpo, lo ata, restringiendo su posibilidad de movimiento; para mostrar el potencial de la pintura abstracta, la reduce a su  mínima expresión; para reflexionar sobre la resiliencia y fragilidad de la obra de arte, instala plantas sujetas por un elaborado sistema de tensiones y amarres en macetas rotas que no logran contenerlas. Sus obras conjugan los planteos de la cultura queer contemporánea, la tradición de la abstracción latinoamericana y la vitalidad, la precariedad y la violencia de la historia argentina reciente, marcada por los años de dictadura cívico-militar y las constantes crisis económicas. Su producción puede extenderse en espacios cerrados reales, ficticios o de acceso a información.

Utiliza materiales rústicos y elementos de construcción industriales que contribuyen, por un lado, a configurar espacios que remiten a lo cotidiano, generando una reflexión acerca del arte y la vida; por el otro, a enlazar su producción con la vanguardia abstracta argentina, evocando ese universo en que el plan, el protocolo y la percepción aspiraban a la autonomía de las formas y a un arte integral que incluía al espacio.  Ignatti combina estas investigaciones con un interés por entender la obra de arte como un dispositivo de acciones físicas y reacciones emocionales. Sus incursiones en el terreno de la performance suman la presencia del cuerpo –el propio y el de colaboradores–  como una forma de transferir la experiencia de la obra al tiempo y espacio de la acción. Estos cuerpos anudados en juegos de cuerdas remiten visualmente a imágenes de la práctica BDSM, aunque, en el marco de su producción, el artista los relaciona con una exploración de la corporalidad sometida al dispositivo de la obra, al erotismo queer  en general y a la identidad de los cuerpos politizados en particular.

Formado como escultor en el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA), estudió también Caracterización Escénica en el Teatro Colón. Sus exposiciones más recientes tuvieron lugar en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario, Argentina; Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires; CalArts, California; y el Museo de Arte Contemporáneo de Denver. Co-editó también Sauna-revista de arte, co-organizó Proyecto Bonzo, una plataforma de exposiciones en casas por demolerse en Buenos Aires, y actualmente co-organiza Demi-Monde, un club nocturno performativo itinerante. 

Ha recibido numerosas distinciones, entre las que se cuentan el Segundo Premio del 101º Salón Nacional de Artes Visuales en Nuevos Soportes e Instalaciones en 2012. El mismo año fue seleccionado para participar en el Salón Nacional de Pintura de la Fundación Banco Nación Argentina (FBNA)  y en el Premio Itaú Cultural 2012/13. Obtuvo dos Menciones Especiales en el Premio Lucio Fontana 2013/2015 y recibió el Premio Estímulo de la Fundación Castagnino del Salón Nacional de Rosario Castagnino+MACRO 2013. Al año siguiente participó del Premio Sobre la Ruina de La Sin Futuro. El 2015 participó del Premio de Pintura del Banco Central, de la UADE y en el de Objeto y Escultura de la Fundación Williams. En 2019 fue seleccionado para presentar una obra en el Premio Estímulo de Performance de la Colección Brün/Cattaneo y en el Concurso de Artes Visuales del Fondo Nacional de las Artes. En 2021, su obra Cuenta ganado fue incluida en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur, BienalSur. Su obra forma parte de colecciones nacionales e internacionales. Vive y trabaja en Buenos Aires.