Silvia Gurfein (Buenos Aires, 1959) impulsa su trabajo a partir de preguntas esenciales sobre la pintura. Su obra puede leerse como una extensa conversación que conjuga las referencias a una imagen ausente -como fantasma que elude su identificación- y el trabajo con los restos, los vestigios que parecen haber quedado fuera de la vista y han sido desechados en la historia de la pintura. Un ir y venir entre las acumulaciones de óleo, pigmentos, empastes multicolores y un uso del lienzo como si recogiera el rastro de un cuerpo ausente. ¿Se pinta a ciegas, se ve a través del lienzo? ¿Pintar es tabula rasa? ¿Es escritura sobre escritura? 

Durante el panperíodo, término que utiliza para nombrar el tiempo que se inicia con la pandemia en 2020 -que aún no termina-, inició una serie de pinturas que pueden pensarse como una forma de condensación de su propio desarrollo y que a su vez compendian este momento de la historia del ánimo mundial. En ellas, retoma gran parte de sus distintos abordajes, especialmente, aquellos en los cuales otorga un rol protagónico a elementos habitualmente procesuales de la pintura, tales como el lijado, el borroneado, el esfumado, la imprimación, la espalda de la pintura, los restos de la paleta y el degradé. Esta operación traslada los procedimientos soslayados o de fondo hacia un espacio central, donde se hacen  figura. El trabajo también abarca la recuperación de los restos de óleo con los que viene trabajando desde la producción de sus series “Huesos”, “Barro sublimado” o “Astilla, estrella”, y que aquí vuelven a ingresar en la pintura, reactivando el circuito infinito del tiempo. 

En 1999 participó de las clínicas de Tulio de Sagastizábal. En 2010 creó El texto de la obra, taller de escritura para artistas que dicta en diversas instituciones en Argentina y Brasil. Desde 2015 se desempeña como curadora y ha diseñado el concepto, diseño de montaje y dispositivos de exposición para diferentes muestras. Prologó varias exhibiciones y sus textos se han publicado en catálogos, revistas y libros. 

Ha recibido el Premio Konex a las figuras destacadas de las artes visuales de la última década en 2022. El mismo año fue seleccionada para el Premio Trabucco de Pintura, invitada por la Academia Nacional de Bellas Artes y obtuvo el Premio Adquisición de Artes Visuales 8M -Ministerio de Cultura de la Nación. Otras distinciones incluyen el Primer Premio de Pintura del Salón Nacional de Artes Visuales (2019), el Primer Premio de Pintura del Banco Central de la República Argentina (2019) y el Primer Premio Federico Jorge Klemm a las Artes Visuales (2011). En 2016 participó de Plataforma Futuro del Ministerio de Cultura de la Nación y recibió la Beca Bicentenario del Fondo Nacional de las Artes. En 2014 fue invitada a URRA, Residencia Internacional de Artistas en Buenos Aires. En 2012 obtuvo la Beca Nacional del Fondo Nacional de las Artes. En 2005 participó del Programa Intercampos en Fundación Telefónica.

Ha expuesto su trabajo individualmente en Buenos Aires y San Pablo y ha participado en numerosas muestras colectivas en Buenos Aires, Rosario y Madrid. Su obra integra colecciones públicas y privadas de la Argentina y el exterior.

Vive y trabaja en Buenos Aires.